Al norte de la península de Yucatán, a tan solo 3 horas de Cancún, se encuentra el paraíso. Su nombre es Holbox, el último suspiro del país, una pequeña isla rodeada por las aguas del golfo de México, ubicada a unos 10 kilómetros del continente y considerada el último punto de México dentro del Caribe y del océano Atlántico. Holbox es parte del territorio maya, y la influencia de esta mítica civilización puede sentirse en cada aspecto de la isla, en su gente, su gastronomía, su estilo de vida, su calidez y vibra, sus sonidos y en su equilibrio para proteger su entorno.
El encanto de Holbox comienza en su geografía, la isla está repleta de playas vírgenes donde el turquesa de sus aguas baña todas las mañanas la arena de coral de sus costas, algunas de ellas incluso pueden ser recorridas una tras otras a pie gracias a las pequeñas lagunas, lenguas, que se forman durante la mañana cuando la marea es más baja; en otros casos, solo basta con un recorrido en lancha para recorrer y enamorarte de cada una ellas, hasta llegar al momento en que no sabrás dónde comienza una y termina la otra. Es en estas playas donde los flamencos vuelan al ras de sus aguas, donde los tiburones ballena reclaman sus suelos de arena suave durante el verano, mientras que peces, tortugas marinas y delfines nadan en libertad en lo que siempre ha sido su hogar.
Visitar Holbox es desarrollar los sentidos: descubrir nuevos colores gracias a sus atardeceres y a los colores turquesas de sus aguas; encontrar aromas en sus árboles, en su atmósfera, en cada una de las comidas que se preparan en el pueblo; escuchar nuevos cantos de aves, el murmullo de la gente; llevar nuevos sabores a tu boca y a tu piel porque, aunque no lo creas, hasta la brisa sabe y se siente distinta en este rincón. La isla es una carta de amor a la naturaleza que busca apelar a la bondad humana: amar este lugar es cuidarlo con cada una de nuestras acciones, tener conocimiento de nuestra huella, y de cómo nuestras acciones repercutirán en el entorno.
Esta pequeña isla bajo el sol del Caribe es parte de una de las reservas ecológicas más importantes para México y el planeta: el área de protección de flora y fauna, Yum Balam. Esta biósfera de 154,052 hectáreas alberga la laguna de Yalahau, manglares, humedales y selvas bajas y medianas, todos hogares de la más rica diversidad de especies de todos los reinos y que cohabitan en perfecta armonía. Tan solo esta reserva da refugio a árboles de chicle, ramón, cedro, tules y palmas; así como ocelotes, pumas, jaguares, monos arañas, tortugas marinas, mantarrayas; manatíes y los ya famosos en nuestro artículo: tiburones ballena.
Pero también, Holbox es un importante refugio para la más grandiosa diversidad de aves, algunas amenazadas o en peligro de extinción. En un pequeño islote anidado entre manglares en la laguna de Yalahau y conocido como Isla Pájaros es posible avistar a varias de ellas en un momento de tranquilidad. Para hacerlo existen miradores y andadores donde ellas no se verán amenazadas y tú podrás admirarlas en su hábitat natural: colonias enteras de flamencos, gaviotas, garzas, patos silvestres, pelícanos, entre otras. Recuerda que todas estas aves llegaron aquí mucho antes que tú, por lo que debes proteger su espacio y asegurarte que nada en tus acciones pueda afectarles.
Parte también de su biodiversidad, y quizá uno de los fenómenos naturales más bellos que puedan apreciarse en el planeta, es la presencia de bioluminiscencia en playas de la isla, lograda por los organismos bioluminiscentes que abundan en sus aguas. Alrededor de la isla existen agencias de tours donde podrás preguntar y obtener el mejor recorrido para observarla. La mayoría de los recorridos salen a medianoche de la Marina y toman alrededor de 2 a 3 horas. Aunque está presente durante todo el año, los pequeños seres luminosos reaccionan mejor a las aguas cálidas entre marzo y septiembre. Las noches más oscuras son las mejores para observar cómo la naturaleza está llena de luz.
La isla se ve beneficiada por el clima único creado por la coalición que hacen los mares del Caribe y del golfo de México. Durante años se le llamó un paraíso oculto debido a que antes de la operación de los ferries, eran pocos los que habían oído hablar de este «agujero negro», significado maya de Holbox, en el Caribe. Mucho de eso ha cambiado hoy con el creciente flujo turístico; sin embargo, la isla busca mantener este frágil equilibrio con accesos limitados a la isla, así como severas restricciones para el establecimiento de actividades que pudieran comprometer la calidad de vida dentro de ella.
Desde el 2019, los habitantes de Holbox comenzaron una serie de iniciativas para cuidar mejor el patrimonio de todos: el medioambiente. Continuamente se limpian manglares y playas protegiendo a los animales que en ellos habitan; se ha prohibido el uso de bolsas de plástico, unicel y popotes en toda la isla; la mayoría de los habitantes busca reciclar los residuos que produce para evitar que los suelos y aguas puedan contaminarse, y que la vida silvestre que habita en la isla pueda verse afectada. Esta es una de las filosofías más fuertes de Holbox, toda acción va orientada a alcanzar una sociedad eco-friendly y sustentable para sostener el frágil equilibrio ambiental.
La esencia de Holbox no es distinta a otros pueblitos playeros mexicanos, su arquitectura es sencilla y costera, sus suelos de arena son suaves al contacto de los pies (¿alguien dijo exfoliación?); sus fachadas mantienen vivos los colores del Caribe, aún cuando esta pequeña aldea global cada vez se nutre de más personas que llegan de todos los rincones del mundo. Una de las principales atracciones de esta isla es la calidez de sus habitantes, con su estilo de vida relajado y esa costumbre de andar por la isla descalzos se convierten en algo que todo visitante desea vivir o por lo menos experimentar.
La vida en Holbox se mantiene local, un ambiente relajado, comercios pequeños propiedad de los mismos habitantes de la isla, un ritmo casi musical que puede sentirse de punta a punta de la isla. Es común ver por las calles como las bicis conviven con los peatones y algunos carritos de golf que comienzan a crecer su circulación. Por estas mismas calles abundan los toques de color y alegría de las casa y negocios donde destacan los murales que han brotado entre las fachadas y paredes. Otro más de los espectáculos que guarda la isla del sinfín de maravillas.